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La caída y auge del oso pardo cantábrico

En los cuentos, poemas y canciones, los osos son una de las criaturas que más admiramos. Aunque muchas de las personificaciones que hacemos de los osos pueden ser ficticias, es cierto que hay una relación entre los osos y los bosques sanos.

Por desgracia, debido a la deforestación, entre otras causas, el hábitat del oso pardo cantábrico está amenazado. Especialmente en el norte de España, donde los proyectos de reforestación de Land Life tienen como objetivo no solo devolver el bosque a su estado original, sino también ayudar a recrear el hábitat saludable que permite a estas majestuosas criaturas prosperar.

La deforestación de la zona, con el desmonte de tierras para la agricultura, hizo que los osos no sólo perdieran su hábitat, sino también su fuente de alimento. Esta cordillera, que se extiende a lo largo de 300 km por el norte de España y se caracteriza por sus profundos valles y sus altas cumbres de hasta 2.000 m, es inmensa y hermosa. Sin embargo, a principios del siglo XX, la población de osos estaba en profundo declive debido a la caza y a la pérdida de hábitat. Los osos estaban divididos en dos subpoblaciones, la oriental y la occidental, lo que significaba que estaban genéticamente aislados. Esta división estaba provocada por una separación interpoblacional de aproximadamente 50 km, cubierta de grandes obstáculos como carreteras y líneas de ferrocarril. Sin este corredor de comunicación, la conectividad esencial para los osos tanto en sentido demográfico como genético, sus posibilidades de recuperación se ven gravemente afectadas.

Los osos se encontraban antes en la mayor parte de la Península Ibérica, pero con sus poblaciones cada vez más restringidas y reducidas a causa de la degradación y fragmentación del hábitat, la caza furtiva y el envenenamiento, así como la baja variabilidad genética debida a la división y creación de dos subpoblaciones, la especie empezó a declinar rápidamente. Con el desmonte de tierras para la agricultura llegó la deforestación de la zona, lo que significó que los osos no sólo perdieron su hábitat, sino también su fuente de alimento. Además, infraestructuras como la construcción de carreteras, el desarrollo de pistas de esquí y otras construcciones se sumaron al problema, lo que supuso que cada vez hubiera menos espacio disponible para la existencia del oso. El oso pardo cantábrico estuvo tan cerca de la extinción, que en un momento dado se cree que quedaban menos de 60 osos. La conservación de su hábitat se convirtió en una necesidad crítica.

La repoblación forestal y, a su vez, la restauración de tierras en esta región del norte de España es esencial para la salud del suelo, la retención de agua y muchas otras razones, pero para el oso pardo es fundamental para su supervivencia. Los bosques proporcionan refugio y son una fuente de alimento. Además, al contar con una red de pequeños bosques se crean corredores de comunicación que favorecen el desplazamiento del oso. Aunque la Cordillera Cantábrica contiene zonas de alta calidad ambiental, la pérdida y fragmentación del hábitat es uno de los principales problemas a los que se enfrenta el oso pardo para su supervivencia, lo que hace aún más necesaria la reforestación de esta zona. El proyecto de Land Life en León, es uno de nuestros proyectos de restauración de parte del corredor de comunicación del oso en esta región. Aquí trabajamos en estrecho contacto con la Fundación Oso Pardo y FAPAS para proteger al oso y su hábitat.

Se ha incrementado la atención y los esfuerzos de reforestación para esta región, y ya ha aumentado el número de osos pardos como resultado. Según la Wilderness Society, la población de la Cordillera Cantábrica asciende hoy a 350 ejemplares, con otros 40 en los Pirineos. Aunque todavía queda mucho camino por recorrer para que los osos pardos cantábricos dejen de ser considerados una especie en peligro de extinción, la especial atención que se ha prestado a la restauración de esta zona, a la reconstrucción de su corredor de comunicación y al intento de crear una relación más armoniosa entre humanos y osos ya ha dado resultados positivos. Si se sigue apostando por salvar a este oso y su hábitat mediante esfuerzos de conservación y restauración, no sólo se beneficiarán los osos, sino también el paisaje circundante, otras especies locales y la salud del bosque.